Por: Alejandro Ramírez Restrepo
El diario El Tiempo publicó en la edición del día de ayer (martes 16 de agosto de 2011) una entrevista realizada a la canciller de
La entrevista podrá haber satisfecho a la opinión en general e incluso a la misma cancillería, pero para una persona con gran curiosidad en los temas relacionados con la política exterior de Colombia y los asuntos internacionales en general, deja mucho que desear. No es que se critique el tono del enfrentamiento verbal: amigable y civilizado. No es que acá se esté exigiendo que estas entrevistas se asemejen a un interrogatorio de la Inquisición. Más bien lo que se quiere demandar es que quienes sean los responsables de adelantar estas labores periodísticas, tengan un mayor conocimiento del tema.
La entrevista, en definitiva, debido, quiero creer yo, al conocimiento limitado de don Edulfo en la materia, resulta ser sumamente superficial. Sirve, eso sí, para saber en qué está Colombia. Más o menos a qué se le apunta, especialmente en lo que refiere a la agenda comercial. Pero, excepto por los ya consabidos cuestionamientos sobre la relación con Venezuela, no se hacen preguntas que podríamos caracterizar como verdaderamente estratégicas. Es decir de fondo.
En términos generales, no se indaga por cuáles son los grandes problemas que en la actualidad debe enfrentar la cancillería. Ni de tipo institucional ni de tipo general. No se intenta averiguar cuáles son las amenazas que desde el órgano rector de la política exterior, son consideradas las más inmediatas y las más estratégicas para el Estado colombiano.
No se menciona ni por las curvas cómo ha sido el rol de Colombia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ni tampoco cómo van las propuestas hechas por el país, por su gobierno, acerca del crítico problema que enfrenta nuestro país fronterizo (no tanto que hermano) Haití.
A mi parecer, sin querer sonar apocalíptico, aunque sí algo trágico, esta entrevista publicada por el diario más influyente del país, más poderoso, refleja acertadamente el grado de (des)preocupación que la elite dirigente posee sobre los asuntos internacionales y la agenda exterior que debe y puede seguir el país. Definitivamente no es importante. El hecho que sea el editor político en jefe el encargado de realizar la entrevista me lleva a concluir una de dos cosas: o en El Tiempo no hay nadie de peso y/o conocimiento suficiente en el área “internacional” que pueda llevar a cabo esta tarea o simplemente entrevistar a la canciller no es tarea de la “internacional” porque ella cubre lo que pasa afuera del país.
Cualquiera de las dos alternativas muestra la desconexión entre la política exterior (valoración de su utilidad, su relevancia, su comprensión) y los más importantes formadores de opinión de la nación y de la sociedad y el Estado, casi como un todo. ¡Ojo! No es que los políticos no tengan nada que ver; que este tema sea exclusivo para los internacionalistas. Para nada, lo que pasa es que si la entrevista es sobre la agenda internacional pues que la haga el experto correspondiente. Si la entrevista es sobre la mecánica/juego político en los corrillos del poder alrededor de la cancillería y su política exterior, pues que la haga el experto en “política”.
Porque don Edulfo, por lo menos por lo que se puede apreciar de esta entrevista, sobre política exterior, pocón pocón.
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