domingo, 14 de agosto de 2011

Una temporada de ensueño.

Por: Alejandro Ramírez Restrepo.

Agosto 14 de 2011, Bogotá.

Pienso con el deseo. Por delante queda la disputa de más de una cincuentena de partidos; varias copas y títulos; múltiples viajes; quizás lesiones, expulsiones y otras ausencias; sufrir las inclemencias del verano y el invierno.

El deseo me indica que para nuestra fortuna estamos en camino de presenciar una de las más emocionantes y aturdidoras temporadas de fútbol, y del deporte en general, de toda la historia de la humanidad. El primer capítulo del primer libro, es decir el partido de ida de la Supercopa de España, primer galardón en disputa, ha dejado un sabor excitante para los admiradores del fútbol, con la venia de todos, el deporte más hermoso del mundo (no importa que la frase esté trillada; ella es perfecta).

Los número diez de cada equipo fueron los más destacados del partido por su desempeño. Cada uno marcó un gol pero ambos también mostraron, uno durante más momentos que el otro, bravura elegante, humor, creatividad, visión, anticipación, insolencia inteligente con la pelota, la amiga de los dos. Dejan entrever a través de su juego que esta temporada va a estar marcada por la búsqueda del juego colectivo. Por supuesto habrán partidos y momentos en donde lo que deberá sobresalir para triunfar será el coraje burdo, pero esto no quita que este primer capítulo marque el inicio de una temporada signada por el respeto profundo hacia el juego.

Apareció también el definidor. Villa fue criticado por muchos la temporada pasada por no estar finito. Tuvo largas rachas sin marcar goles, y lo que era más preocupante, largas rachas desperdiciando goles que antes no hubiese perdonado. Pero hoy, sin jugar demasiado, sin participar constantemente, marco de manera linda y experta.

También se vio a un Ronaldo con cabeza en el grupo. Por supuesto su instinto y todo su ser lo impulsan a ser la suya la más de las veces, pero hoy vimos a un crack más sereno y dispuesto a hacer el pase. No digamos tanto que se puso el uniforme de proletario, pero demostró disposición para sumergirse en la lógica colectiva, que anunciamos arriba, van a liderar en estos dos grandes clubes los número 10.

Y por último, como no, también aparecieron los testarudos. Los picapiedreros, que en estos equipos son fundamentales también. Hay partidos en que ellos son los que mandan la parada y definen (en todo el sentido de la palabra). Claro, los picapiedreros son elegantes, como el francés Abidal, también son burdos como Xavi Alonso, y por supuesto, el sublime Pepe.

Es sólo el comienzo. Y sí, pienso con el deseo, quizás el pecado más grande de un analista serio en cualquier tema, pero de eso se trata el fútbol, el deporte más hermoso sobre la faz de la tierra. Nos da alas, nos da licencias. Sumémosle un Bilbao alocado, un Atléti que parece que no llega pero llega, un Valencia con ínfulas, un Málaga organizado y serio y un usual Villarreal, y tengan por seguro que tendremos Una temporada de ensueño.

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