Ahora la alcaldesa encargada del Distrito Capital, la doctora Clara López, ha anunciado como renovadora propuesta, erigir
La propuesta es llamativa porque fue campaña del alcalde Samuel Moreno, antiguo jefe de la actual mandataria, montar en la significativa avenida bogotana, un Transmilenio ligero, que contrariaba los diseños de la alcaldía de Luis Eduardo Garzón, usando buses más livianos y extendiendo el proyecto sólo hasta
Ahora bien, encontrándonos ya de manera oficial en la campaña política por el segundo cargo popular más importante del país, y quedándole menos de cinco meses de mandato a la propositiva administración, debe advertirse con toda claridad que la propuesta no es seria en lo más mínimo. Es una de esas maniobras que denominan como cortina de humo aquellos que se encuentran permanentemente en el ermitaño bando opositor al poder.
Pero, además de ser eso, una cortina de humo que busca no tanto tapar sino dejar al final una imagen un poco más agradable y moderna, del partido que se encuentra en el poder en la capital del país, esta propuesta permite dedicarnos a pensar sobre el liderazgo existente en Bogotá puntualmente, pero que también, las reflexiones acá planteadas, sirven para la totalidad de Colombia.
Las obras públicas y los monumentos son los testimonios más representativos de cualquier cultura. Reflejan el ego y la jactancia de los pueblos que las construyen pero también son un auténtico y veraz testimonio de las ambiciones y capacidades de estos. Por lo tanto, cuando se observa la infraestructura existente en la ciudad, de lejos, más importante y rica del país, le puede quedar a uno un sabor agradable al pensar que nuestra sociedad no recae en el espantoso pecado capital de la soberbia. Aunque también nos puede dejar un sabor amargo, triste y hasta nauseabundo, al ver nuestra limitadísima capacidad y, por sobre todo, ambición.
La propuesta de
Me dirán que ese tipo de superestructuras acá en este país tercermundista no se pueden realizar, entre otras cosas porque roban mucho y además “eso es muy difícil”. Otros incluso dirán que simplemente los costosos de semejantes proyectos son altísimos; ¡prohibitivos!
Es allí donde entra el liderazgo y se manifiesta la crisis que nos azota por falta de ese intangible. Es de mi parecer que existe corrupción en cualquier latitud o longitud, siendo de diferentes tipos y dimensiones, pero no es un mal exclusivo de este país. Lo que pasa es que sin importar que exista o no ese fenómeno las obras se realizan. Se proponen, se diseñan y se llevan a cabo.
En nuestra capital, la de todos los colombianos, no se puede ni siquiera pensar en hacer este tipo de obras, de magnifica, aunque no suficiente envergadura porque el liderazgo está esparcido en una multitud de organizaciones privadas y públicas. Y cuando el liderazgo se encuentra diseminado en varias cabezas o puestos, simplemente deja de existir.
Hoy, por hablar sólo de nuestra ciudad, el Procurador General tiene algo que decir y decidir en cualquier proyecto. Ni hablar de
No es que no haya líderes en potencia. Ni siquiera que dentro del extenso ramillete de candidatos a ser alcalde de la ciudad no haya personas con meritorias credenciales de liderazgo. Lo que sucede es que el sistema político y social está diseñado para que una vez en el cargo que se supone es de máximo liderazgo, quien lo ocupe encuentre que su mayor activo, ese liderazgo, lo tiene compartido con numerosos actores. ¡Quiéralo o no!
El eje ambiental propuesto en
¿Qué hacer? Complejo y largo. Y tema de reflexión, ni siquiera de propuesta, para una próxima columna.
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