lunes, 15 de agosto de 2011

Todo tiempo pasado fue mejor (29).



Por: Alejandro Ramírez Restrepo

Aunque uno no se quiera sumergir personalmente mucho en el mundo de los gadjets y de la Tecnología de la Información, IT por sus singlas en inglés, es casi imposible no terminar haciéndolo, aunque sea medianamente.

Para estar un tanto a la moda y no quedar como un zapato viejo y desactualizado en los círculos sociales en que uno se mueve, decidí adquirir un I-Phone en una tienda de esas denominadas de grandes superficies en los Estados Unidos. Lo hice con gran desidia y por ello sufrí un gran golpe. El equipo que escogí en una de esas largas y blancas góndolas en el supermecado, resultó no ser un I-Phone, sino un I-Pod.

¿Que cuál es la diferencia? Pues simplemente que aunque los dos aparatejos sirven prácticamente para lo mismo, bajar y escuchar música, escribir anotaciones, organizar el calendario de eventos, ver mapas, hacer, colgar y mirar videos, navegar por la web y jugar videojuegos, el que terminó siendo de mi propiedad no tiene la capacidad de hacer llamadas telefónicas. Razón principal de la adquisición del bien. ¡He ahí el detalle, maestro!

Ahora es una anécdota más pero siempre queda uno desconsolado por los golpes que le da a uno la tecnología por donde uno menos los espera. Comprar el I-Phone se suponía que era pan comido. Lo difícil iba a ser aprender a manejarlo apropiadamente. Pero ni siquiera.

Ayer leí en una publicación dominical que se anunciaba, así no más, la defunción del PC. “¡Dios mío!” me dije. “Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”, sentencié con gran desesperanza. Casi verdaderamente irritado.

Resulta que el artículo va en contra del PC al decir que el futuro, por múltiples razones, pertenece a las tablets, a los I-Pads y demás aparatos similares, de los cuales por supuesto sólo tengo desconfianza y temor. Pero al final, en el último párrafo, de casi una docena, termina sentenciando el articulista que mentiras. "Quédense tranquilos". Al PC, a pesar de que sus números en ventas se encuentran en franco declive frente a los otros aparatejos, todavía le queda mucha tela por cortar, por bobadas como el que todavía son los únicos que pueden hacer operaciones para producir, editar y grabar videos y presentaciones con altísima calidad, manejar programas como Excel y Word y aceptar formatos como el CD.

Yo sin un PC me muero. A mí que los I-pad, I-pods y otras tabletas me las empaquen. Nada como estas rudimentarias y treinta añeras computadoras.

Y tampoco me malinterpreten. No es que me encuentre promoviendo un regreso a los tiempos en que los trabajos debían ser entregados a mano o si mucho en máquina de escribir y que la investigación rigurosa de cualquier tema debía hacerse en la biblioteca y hemeroteca. No, lo que pasa es que esta máquina, el PC, es para mí, me imagino, lo que fue para muchos escritores, como por ejemplo García Marquez, y no es que me esté comparando con él ni mucho menos, lo que representó la máquina de escribir. Un utensilio, sobrio, sencillo pero por sobretodo muy útil y humilde. Sin muchas ínfulas, por lo menos por estos días.

Yo me quedo, y espero quedarme toda la vida con mi PC. Con mi maquina de escribir del siglo XXI. Me gusta y no la cambio por nada.

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