¡Qué
pena con ustedes! Pero al ser una audiencia privilegiada y de élite, es decir
reducida, deben hacer el intento de aguantarme la cantaleta. Pero estos
analistas internacionales que debemos sufrir, aunque muchos en realidad los
disfrutan porque exponen de manera sofisticada y nítida sus posiciones
simplistas, diría yo equivocadas, precisamente por ser simplistas, son
definitivamente insufribles.
Escribe
hoy en el diario El Tiempo uno de los especímenes más resaltados de esta
categoría de seudo-pensadores, el mexicano-estadounidense Sergio Muñoz Bata,
poniendo en evidencia al perverso Romney. Resulta que el candidato del partido
republicano es malo, es pésimo, porque se hace el loco con lo que ha dicho en
el pasado. Por supuesto, el exgobernador de Massachusetts no tiene memoria
selectiva, se equivoca en eso el presidente Obama, según el propio Muñoz Bata.
Romney va más allá en su perversión. Es un cínico de raca-mandaca.
No
hay que recordarle lo siguiente a Muñoz Bata. Él lo sabe. Él pasa por indignado, el uso de la palabra es
adrede, porque la gran mayoría de los indignados
se hacen, no lo son, porque conocen cómo es la realidad, pero debe asumir su
posición de indignado frente a los
cambios reales, por cierto, de posición de Romney, por necesidad de mecánica
política. Yo podría acá sin necesidad de ir a Google y decir que su candidato,
el actual presidente Obama, también ha cambiado de posiciones. Y muchas veces,
¡oh sorpresa!, desde que llegó a la presidencia de la república. Guantánamo,
SuperPACs, derechos de los homosexuales y así podría seguir en muchos otros
temas si me decidiera por usar los motores de búsqueda.
Muñoz
Bata está en todo su derecho de defender a su candidato y de hacerlo como se le
de la real gana. Pero en el que es el periódico de mayor influencia en el país,
deberían ser serios y poner entonces en sus páginas editoriales otra opción que
entregue equilibrio informativo y las mayores opciones posibles a sus lectores.
Muñoz Bata no es un analista serio y objetivo. Yo me atrevería a decir que
tampoco riguroso. Que opine lo que quiera, pero que por lo menos en El Tiempo,
no lo presenten así, sino como lo es, un activista político.
Como
ven, acá no me despacho esencialmente contra los analistas, que llamo
facilistas, sino más bien contra el importantísimo El Tiempo. Espero que
mejoren seriamente en este aspecto, por lo menos mirando ya hacia el 2016.
Querámoslo o no, El Tiempo es crucial en nuestro país para construir la visión
que hacemos del mismo, por lo tanto tiene responsabilidad fundamental de que
dicha visión no sea ni limitada ideológicamente ni parroquialista.
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