jueves, 11 de octubre de 2012

¿Patria, Socialismo o ¡muerte! en Europa?

La megalomanía de Chávez y sus áulicos es fenomenal. Uno podía ver en el remate de la campaña cómo Chávez anunciaba que su permanencia en el poder resultaba fundamental, no sólo para Venezuela, sino para Latinoamérica y todo el mundo. Pura perorata de campaña, pensaba uno. Pero después del resultado electoral positivo para los chavistas, encontramos a esos seguidores fundamentalistas al extremo diciendo cosas como las siguientes: 

“Esta será una elección que va a tener un impacto mucho más profundo de lo que ha tenido hasta ahora la Revolución Bolivariana en todo el continente... Esta es una revolución, y este es un triunfo que creo incluso va a influir sobre otros continentes que ven, como en Europa, como la Revolución Bolivariana se está convirtiendo en una alternativa frente al capitalismo en su fase neoliberal” (Jorge Valero, viceministro de relaciones exteriores en entrevista a Andrés Oppenheimer).

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Y se las creen, que es quizás lo más preocupante e increible. Nótese también que no estamos hablando de un jefe de campaña o del diseñador del mensaje chavista. No, está hablando el viceministro de los asuntos internacionales. 

¿Pretende la Venezuela bolivariana tratar de realizar lo que la Unión Soviética intentó hacer durante buena parte de su historia y que la llevó a la ruina y desaparición? ¿Pretende hacer esta Venezuela lo que la China comunista actual no ha intentando realizar? Es decir, ¿conquistar y transformar ideológicamente, ya no no sólo el continente, sino el mundo?

Uno puede esperar cualquier cosa de Chávez Candonga, pero debe estar seguro que estas grandes ambiciones en realidad se parecen más a las apuestas que realizan los desesperados jugadores de poker cuando están en las últimas. Timan a sus rivales y apuestan sus últimos restos. 

Con ello no queremos decir que Chávez y su proyecto están acabados ni que la elección del domingo fue un fraude. No faltaba más. Pero sí queremos decir que la influencia venezolana en el mundo es cada vez más limitada. 

Con un 45% de la opinión en la oposición, el gobierno se va a tener que "distraer" mucho más  con los problemas internos, por lo tanto, su capacidad e interés por influir verdaderamente en el extranjero, serán considerablemente menores a lo que encontrábamos en años pasados. 

Así que tranquilos en Europa y el resto del mundo, porque el estribillo Patria, Socialismo o ¡muerte! sólo se va a escuchar en Miraflores. 

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