viernes, 19 de octubre de 2012

Juan Manuel Santos y el póker


Cuando uno como que se está cargando de tigre contra el presidente Santos por lo del famoso proceso de paz y por lo que entonces pueda empezar a suceder en Oslo, la sangre hierve y surge la pregunta, "¿a qué horas y por qué fue que terminé votando y apoyando a Juan Manuel Santos?" Y este se lo recuerda a uno, nuevamente. Rápidamente a veces. Como que sin querer queriendo.

“Usted terminó votando por Juan Manuel Santos porque es un extraordinario jugador de póker”. 

Durante la campaña y la construcción de su carrera y su perfil político, el asunto del póker apareció constantemente y era utilizado mayoritariamente para atacarlo: timador, embaucador, arriesgado y apostador o tahúr.

Estos son algunos rasgos característicos de los jugadores de cartas, pero en realidad la referencia al póker va mucho más lejos, puntualmente va al rasgo de analista complejo y agudo.   

Edgar Allan Poe escribía sobre los jugadores de cartas, especialmente los realmente buenos, en la parte introductoria de Los crímenes de la calle Morgue, una de sus fabulosas Historias extraordinarias, que:

"[n]o cabe duda de que no existe nada de similar naturaleza, como [las cartas], que ponga tanto de relieve la facultad de análisis... la pericia en [las cartas] implica capacidad de éxito en todas aquellas empresas más importantes donde la mente lucha contra la mente. Cuando hablo de 'pericia', me refiero a la perfección en el juego que incluye comprensión de 'todas' las fuentes [que son numerosas, multiformes e inaccesibles al entendimiento vulgar] que produzcan legítimas ventajas... es en el terreno situado más allá de los límites de las simples reglas de juego donde se pone de relieve la capacidad del analista... El conocimiento necesario se basará en 'qué' observar. Nuestro jugador no se limita en absoluto; ni tampoco porque el juego sea el objeto, rechaza deducciones de cosas ajenas al mismo".

Este recordatorio de que Santos es un gran analista no surge de algo que sepa este comentarista sobre el proceso de paz mencionado arriba, sino de una información que va a pasar desapercibida en medio de la inmensa marea de noticias provocadas por la rueda de prensa en Oslo que dio inicio a las negociaciones entre el grupo armado ilegal y el Estado colombiano. 

Dicha información señala que el presidente Santos escribió el prólogo de la traducción al español del best-seller de Dan Senor y Saul Singer titulado Start-Up Nation: The Story of Israel's Economic Miracle, en el que los autores buscan dilucidar cómo pudo Israel, una pequeña nación en términos geográficos y demográficos, sin recursos naturales, rodeada de enemigos y en constantes guerras, convertirse en la meca mundial de las empresas de alta tecnología, tecnologías limpias, patentes médicas, biotecnologías, además de software, seguridad cibernética y telecomunicaciones. La única nación que en algunos de estos campos supera en volumen de inversión a los israelitas, son los Estados Unidos. En los demás casos, por ejemplo, Europa e India juntas, se encuentran rezagadas frente al Estado de Israel.

Este es el Santos de avanzada. Este es el Santos que incluye en su plan de desarrollo como una de sus locomotoras a la ciencia y la tecnología. Desafortunadamente Santos, como cualquier otro líder, no trabaja en el vacío. Y es allí cuando, quiero creer yo, tiene que aparecer forzosamente el Santos anticuado que se encuentra anclado en el pasado. El que tiene que buscar cómo esparce la mermelada por toda la tostada, teniendo que utilizar ese sofisma de distracción en que se ha convertido el argumento de la equidad, usado con sevicia por los politiqueros y los gobiernos para poder alinear a los primeros.      

A pesar de esa malicia y esa fealdad que se observa en eventos como esta negociación con un grupo terrorista, rancio y cínico como las Farc, a Santos hay que darle crédito porque es el primer mandatario que le ha interesado en suma manera el tema de la innovación y lo relacionado con la economía del conocimiento. Estas, lo del prólogo en Start-Up Nation por ejemplo, son las señas que nos indican que entiende la compleja realidad y nos permite renovar los votos de confianza en él, por su condición de gran jugador de póker, es decir, por su condición de gran analista. Por supuesto, no solo de ese juego de cartas, sino del contexto nacional y mundial. 

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